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CONSTRUCCIÓN DE LOS PLATILLOS VOLADORES... CONT.-
La molécula del metal de las naves celestes, poseen Trinidad Molecular.- Toda molécula cumple una ley que encierra universos que serán; porque todo futuro material, necesita del concurso de las moléculas; la molécula nació en los lejanos soles que ya habían sido moléculas; la herencia naciendo microscópica salió de lo colosal, que también fué microbio; en los platillos voladores las moléculas forman las jerarquías moleculares; inmensos ejércitos de moléculas que se confunden con las multitudes numerales; la molécula al reencarnar en un platillo volador, lo hace por divino mandato de Trinidad; la Trinidad Molecular subordinada a la Trinidad del divino Padre Jehova; divino Padre Jehova, ¿qué es la Santísima Trinidad? la Santísima Trinidad hijo, es todo el conocimiento que conserva su inocencia; para llegar a ser una Trinidad, hay que pedir infinito conocimiento, que se logra mediante infinitas reencarnaciones; el concepto de la Santísima Trinidad durante la prueba de la vida, fué desvirtuado porque la ciencia humana al desarrollarse, no la tomó en cuenta en sus leyes de ciencia; y toda ciencia planetaria que no la tomó en cuenta en su propia sabiduría, se quedó sin el sello de Dios; la Santísima Trinidad son los poderes de sabiduría del Reino de los Cielos; es la Trinidad la que planea los universos; antes de que surjan desde las dimensiones invisibles; en la prueba de la vida, muchos en sus formas de fé, renegaron de la Santísima Trinidad, sin conocerla en sus propios entendimientos; renegar de lo que no se conoce, dá lugar a divino juicio por parte de lo desconocido; la Trinidad universal la encabeza el divino Padre Jehova, para todos los mundos; de los que hubieron, hay y habrán; y la Santísima Trinidad se expande en jerarquías, a medida que vá conociendo nuevos conocimientos planetarios; la Santísima Trinidad en lo molecular esta representada por el conocimiento que creó las moléculas; y la escencia de toda Trinidad está representada por la familia solar; la familia solar para el planeta Tierra, está representada por el divino Padre Jehova, la Madre Solar Omega y el Cordero de Dios; nombrando a cualquiera de ellos, es como si se nombrara al divino Padre Jehova, creador de todas las cosas; el que negó su Trinidad en su propia forma de fé, no entrará al Reino de los Cielos; porque hasta los cielos poseen Trinidad de Cielo; la Trinidad molecular está en el todo sobre el todo de lo conocido y lo desconocido; porque el todo sobre el todo, salió de conocimientos que hubieron, hay y que habrán; una molécula mientras es molécula, es un universo relativo cuyo presente es una geometría en eterna expansión; en que la primera intención de lo que se fué, vá consumiendo leyes vivientes; la molécula que la ciencia humana conoce, es molécula silenciosa; porque no es costumbre conversar telepáticamente con ella, como sucede en otros mundos, en platillos voladores y en el Reino de los Cielos; porque el olvido del pasado que pidió el espíritu humano, también lo pidió la molécula en sus leyes de molécula; cuando los espíritus humanos pidieron a Dios volver a nacer de nuevo, para conocer vida nueva, lo hicieron escogiendo entre infinitas leyes de transformación, a la reencarnación; la preferencia salida del libre albedrío humano, escogió conocer la geometría de la carne, porque desconocía su sensación; porque todo lo imaginable se pidió a Dios, porque nada conocía el espíritu pensante; y ejércitos sin límites estaban presentes, cuando todo espíritu pidió reencarnación humana; este ejército estaba compuesto por querubínes del todo sobre el todo; y entre las multitudes estaban las moléculas, de las que forman parte el cuerpo humano, y el planeta Tierra; lo material y lo pensante se vuelven multitudes en el Reino de los Cielos; estos inmensos ejércitos del todo sobre el todo, los encabezan las Trinidades Moleculares; porque son ellas las que definen la escencia que tendrá la materia del futuro mundo y de la futura constitución física de sus criaturas; las Santísimas Trinidades como se les llama en el Reino de los Cielos, dirigen las características que a futuro tendrá la naturaleza de un planeta; en toda reencarnación intervienen infinitos magnetismos, provenientes del magnetismo viviente de los soles; en el Reino de los Cielos, donde la palabra imposible no exsiste, la inteligencia se expresa en la materia y la materia se expresa a través de la inteligencia; la molécula posee libre albedrío de molécula, tal como el espíritu posee libre albedrío de espíritu; la Trinidad Molecular dirige y observa todos los detalles de una reencarnación; la ley de las moléculas es ley de transformación eterna; de una geometría molecular pasan a otra; tal como el espíritu de una exsistencia pasa a otra; y las moléculas van ascendiendo en jerarquías hasta llegar a ser moléculas solares ó trinidades moleculares; el todo sobre el todo no se detiene en una sola definición; porque esto sería limitarse así mismo; el que se limita así mismo, es porque quiere; el infinito de Dios lo invita a perfeccionarse eternamente; la molécula tal como el número viviente, siempre lo acompañarán cuando se decida volver a conocer otra forma de vida; la molécula está subordinada al divino querubín de la materialización; es como un microscópico reino cuya grandeza está en la eterna cohesión y expansión de ser lo que se es; la molécula en un platillo volador, se unen unas a otras, cumpliendo leyes geométricas-solares; cuyo orígen parte de las mentes solares; y el divino mandato de reencarnación está en el divino verbo solar; es así que toda molécula posee una geometría hereditaria que se remonta a infinitos soles ó verbos; la geometría molecular cumple un divino plan cuya elevada jerarquía de perfección, se vá demostrando en los colosales planetas y soles del universo; la geometría de lo microscópico es como una semilla que al desarrollarse, abre destino a lo colosal; en el Reino de los Cielos a esta ley se le llama expansión geométrica microbiana; y en la eterna identificación de quien es quién, se llega a la individualidad molecular; tal como se llega a la individualidad numeral ó a la individualidad espíritual; la identificación ó presentaciones de infinitas individualidades, provenientes del cosmos infinito, dá lugar en el Reino de los Cielos, a escenas conmovedoras y a desconocidas sabidurías; la sabiduría revoluciona a la sabiduría; la molécula una por una, posee una sabiduría que entre ellas no son iguales; tal como entre las criaturas humanas el saber no es el mismo; unos saben más que otros y otros nada saben; divino Padre Jehova, ¿a qué se debe esta desnivelación del conocimiento en las moléculas y en los espíritus? se debe hijo en primer término en que unos son más antiguos que otros; en su historial galáctico de reencarnaciones, no tuvieron el mismo punto de partida; además, provienen de infinitas y diferentes jerarquías de padres solares; en que reina una variedad infinita de sabidurías en sus cualidades y calidades; divino Padre Jehova, ¿qué significan la cualidad y la calidad en la sabiduría? significan hijo, la filosofía y la jerarquía; en el Reino de los Cielos se llama a la filosofía, cúmulo de ideas generadas por una microscópica lumbrera solar; esta lumbrera solar es la mente; y según sea la evolución a que ha llegado la criatura, se le clasifica en jerarquías; esta ley es universal y no tiene excepciones en la creación de Dios; porque nadie es desheredado en sus derechos; la molécula en sus reencarnaciones fusiona su propia sabiduría molecular con las otras moléculas; es como alguien que se vá a encontrar con otro, y no sabe en que terminará el encuentro; esto es sabiduría desconocida que se pidió conocer; los encuentros moleculares del todo sobre el todo, dán lugar a nuevas futuras alianzas; porque lo expansivo de los encuentros y de lo que se conversa en todo el universo, son otras tantas reencarnaciones inconscientes, que se traducen en futuras vidas; el libre albedrío de lo que se es, es microscópico verbo que jamás conoce límite; lo que se es, es lo que se siente; y lo que no se siente es fruto consecutivo de lo que se fué; el fruto ó sal de vida de cada uno, sea molécula ó espíritu es ineludible; porque el único requisito es pensar; es generar ideas que darán lugar con el correr del tiempo, a futuros microscópicos planetas; es éste el punto de partida de los mundos misteriosos, alegres, silenciosos, tristes, malos, misericordiosos, pluralistas, absolutos, abstractos etc; porque según la cualidad que la criatura pensante dió a su idea, en su propia jerarquía evolutiva, así serán los futuros mundos de su fruto mental; en los platillos voladores ocurre la misma ley en sus respectivas leyes solares; la diversidad pensante se jerarquiza en su grado evolutivo correspondiente; las moléculas cuando nacen en sus puntos de orígenes, nacen en inocencia molecular; tal como la criatura humana nació con inocencia espíritual; esto significa que aún no conoce reencarnación alguna; el principio de todas las cosas fué la inocencia y la inocencia estaba en todas las cosas; en la materia y en el espíritu; en lo que hubo, hay y habrá; la molécula en su inocencia tal como el espíritu, deseó llegar a ser, lo que nunca había sido; la molécula pidió en el mismo instante de su inocencia, conocer ciencia; esto significa una determinación de su propio libre albedrío molecular; la molécula en su escencia de molécula principió siendo una vibración que se desprendió de los sentimientos de las individualidades solares; las moléculas nacieron con geometría de onda; más, como nada tiene límites en Dios, las moléculas nacen con geometrías que tampoco tienen límites; nadie conoce en el universo, el número de geometrías de todas las moléculas; sólo el divino Padre Jehova lo sabe, como lo sabe la divina Madre Solar Omega; el resto del universo sólo sabe que en la creación de Dios, no exsiste límite conocido; para el sistema de vida galáctico de los seres humanos, la geometría original de sus moléculas, fué la onda omega; las moléculas cualesquiera que sea su geometría, fueron desprendimientos de querubínes-moléculas, de las individualidades solares; la molécula cuando nace de los soles, lo hace con armonía con las sensaciones que se desprenden de las individualidades solares; las moléculas al nacer traen una inocencia que es un magnetismo de color blanco semejante al color de la leche; porque dentro de las sensaciones de las individualidades solares, está también la inocencia solar; porque son soles de la luz del divino Creador de todo cuanto exsiste; la molécula al nacer nada sabe de ciencia ni de reencarnaciones que hayan salido de su libre albedrío de molécula; la molécula siente que ocupa un espacio-microbio y siente una fuerza que le dice que puede expandirse; es el magnetismo de atracción que siente la molécula hacia lo infinito; esta sensación no le abandonará jamás; esta fuerza de atracción hacia lo expansivo todos la sienten; materia y espíritu la sienten; es herencia que entrando por los ojos, se magnetiza en las sensaciones del todo sobre el todo de todo ser pensante; basta conocer un universo tan sólo un instante, y la visión ya está magnetizada con lo que vió; el nacimiento de una molécula es el nacimiento de un principio que no cesará jamás de expandirse; y que eternamente pedirá transformaciones; entre ellas la de llegar a ser un platillo volador; los principios moleculares está tanto en los espíritus como en la materia; es decir que todo espíritu es también molécula con sentimiento espíritual; la molécula también posee sentimientos moleculares; cada sentir en su propia filosofía de inocencia; la inocencia de principio de todas las cosas, es filosofía carente de ciencia; y la inocencia empieza a formar una ciencia intuitiva, valiéndose de sus propias sensaciones; aprende porque vé y siente; es imitador de lo que ya está hecho en el universo; es el despertar a una realidad cuya divina causa está en la determinación solar; el generar ideas solares dá lugar a una cadena infinita de herederos solares; cuyo principio de tamaño, ocurre igual como lo tuvieron los padres solares; es el retorno omega de principio; el volver a ser, lo que fueron los divinos padres originales; las parejas solares poseen sexos en infinitas formas; cuando las moléculas y los espíritus nacen, no poseen sexos; el sexo se pide como se pide la vida; como se piden todas las sensaciones que cada criatura siente en los lejanos planetas; ciertamente que hasta la sensación de lo desconocido, se pide conocer, porque no se conocía; la molécula nace en medio de infinitas sensaciones, que son a la vez, otras moléculas, con diferentes sentir a los sentimientos moleculares propios; el divino proceso de procreación de las madres solares, lo escribiremos en futuros Rollos Telepáticos; así sea divino Padre Jehova; hágase tu divina y amorosa voluntad; te diré hijo que la molécula nace como una microscópica chispita ó fuego; es una vibración magnética cuyo valor se mide en la unidad de bujía radiante solar; divino Padre Jehova, ¿qué significa esta unidad divina? significa que el espíritu humano y la molécula, poseen una misma vibración geométrica en velocidad molecular; espíritu y molécula del planeta de pruebas Tierra, nacieron de un magnetismo solar igualitario en todas sus sensaciones; es por esta divina ley de principio, es que fué escrito: Todos son iguales en derechos, delante de Dios; me refería hijo, a moléculas y espíritus; porque el divino amor del Padre es eternamente igualitario; las virtudes del Reino de los Cielos ó padres solares, han conservado desde tiempos remotísimos, esta igualdad; sin menoscabo de sus filosofías pensantes; porque nada imaginable tiene límites en lo de Dios; los límites se piden porque no se conocen; conservar la inocencia a través de infinitos pedidos de reencarnaciones, es una de las más grandiosas hazañas del espíritu; esta hazaña es la que conduce al Reino de los Cielos; las moléculas al nacer en los lejanos soles, forman las infinitas familias moleculares; tal como los espíritus forman las familias espírituales; esta ley de agruparse después del nacimiento solar, se conoce en el Reino de los Cielos, con el nombre de La Casa de Jehova; que son infinitas casas que nadie conoce su límite; de la casa de Jehova, se sale para pedir reencarnación en las moradas del divino Padre; la ausencia de estas salidas, dura lo que dura una vida humana; esta ley es relativa a los tiempos infinitos que se viven en el Reino de los Cielos; porque de acuerdo a la jerarquía solar de donde se salió, así es el tiempo conque se principia a vivir; lo colosal posee tiempo colosal como lo microscópico posee tiempo microscópico; y en ambos una relatividad de tiempos; que no tiene límites ni lo tendrá jamás; la molécula como el espíritu, al pedir reencarnaciones piden conocer tiempos que no conocen; en cada exsistencia que se pide a Dios, los que piden, conocen nuevos tiempos; en verdad que todo es nuevo cuando se pide al Eterno volver a nacer de nuevo, para conocer vida nueva; en la construcción de los platillos voladores, las moléculas piden conocer tiempos propios de platillos voladores; y según sea la jerarquía de los padres solares, así es también la jerarquía del tiempo en su platillo volador; los tiempos en su cualidad y calidad de tiempo, son infinitos; habiendo tantos tiempos, como cuerpos celestes contiene el Universo Expansivo Pensante; y los tiempos en los platillos voladores, son tan infinitos, como infinitas son las jerarquías de estas naves; las moléculas cuando deciden reencarnar en las creaciones de los padres solares, lo hacen haciendo en divinas alianzas de conocimientos; la molécula en su búsqueda por la perfección, hace alianzas con el tiempo, el número, la gravedad, el fuego, las aguas, la cohesión, la densidad, la contracción, los vientos, las rocas, los metales, el calor etc; el todo sobre el todo se apoya en todo; las moléculas al pedir sus correspondientes reencarnaciones, éstas quedan escritas en el libro de la vida; llamado también, la television solar; tal como queda escrito lo más microscópico que pidió el espíritu humano; las moléculas forman la más inaudita Trinidad; porque su multiplicación como moléculas, es lo más expansivo que exsiste, dentro de lo expansivo del universo mismo; las Trinidades representan en el universo, antiguedades en que sólo el divino Padre Jehova, puede contar su principio ó lugar en donde se iniciaron; desde el mismo instante en que el divino Padre dijo: Hágase la luz y la luz fué hecha, nacieron las moléculas; el divino hágase la luz, a venido repitiéndose en el Reino de los Cielos, en un número tal de veces, como las mentes del universo puedan imaginar; y esta divina expresión de dar principio a la luz, no es la única; porque en nada tiene límites lo de Dios; sus divinos mandatos de nacimientos de luz, vienen sucediéndose en todas las expresiones y divinos gestos que se puedan imaginar; se puede decir que el número de divinos mandatos de creaciones de luz, salidos de Dios, superan al número total de moléculas exsistentes en el universo; porque exsisten creaciones que nadie conoce y que jamás nadie conocerá; lo conocido no tiene límites y lo desconocido igual; y no teniendo límites, siempre y eternamente se hablará de un algo que no se conoce; las moléculas forman el todo sobre el todo de la materialización de todo pedido, todo hecho, todo deseo, toda determinación, salida de toda criatura pensante del universo; sin el concurso de las moléculas, las criaturas de este lado del universo, no conocerían los conceptos de materia que les tocó vivir; cuando se piden formas de vida, los espíritus piden también tal ó cual clase de moléculas que no conocen y que desean conocer; y al conocerlas, van conociendo también nuevas formas de materia; el volver a conocer nuevas formas de materia, no tiene ni tendrá fín jamás; y mientras mayor es el número de exsistencias que a conocido un espíritu, mayor es también su número de conceptos que vá aprendiendo de las clases de materia; y por ende el de las moléculas; las moléculas forman sus propios universos de moléculas, con sus infinitas jerarquías moleculares; entre las infinitas jerarquías moleculares están: Los querubínes moleculares, los serafínes moleculares, los arcángeles moleculares, los ángeles moleculares, los padres solares moleculares, las trinidades moleculares etc, etc; en las construcciones de los platillos voladores, las moléculas acuden desde sus respectivas moradas moleculares; viajan por el cosmos, en las formas más infinitas y sorprendentes; ellas viajan en rayos, cometas, volando, transportados por el espacio, ó viajando en los mismos platillos voladores; y es tán inmenso el tráfico en el universo, que en medio de él, se llevan a cabo infinitas reencarnaciones ó nuevos principios de destinos; y sucede que en medio de un quehacer diario, a alguien se le ocurre reencarnar por un instante; en el Reino de los Cielos, a las vidas de los planetas se les llama instante; esto se debe a que en el Reino de los Cielos se vive el tiempo celestial; que es un tiempo en que nadie envejece; es por ello es que allí todos son eternos niños; el tiempo de la Tierra es tiempo subordinado al tiempo del reino; un segundo de tiempo celeste, equivale a un siglo terrestre; la lentitud del tiempo de la Tierra, es un relámpago en el Reino de los Cielos; las partidas de los que van a conocer nuevos y desconocidos planetas, se suceden en todo instante y en número que nadie sabe calcular; sólo el divino Padre Jehova lo sabe; la molécula se despide sentimentalmente de sus familiares; tal como lo hicieron los espíritus humanos, antes de nacer de nuevo en la Tierra; y a todos los que parten, les desean el mejor de los éxitos planetarios; y cuando saben que cayeron en sus pruebas planetarias, todos se llenan de tristeza porque saben que pasarán eternidades, para que los espíritus caídos vuelvan a entrar al Reino de los Cielos; es más fácil permanecer en el reino porque no se salió; a que se pueda entrar cuando se violó la divina ley-mandato en los lejanos planetas del universo; la molécula nace molécula-bebé tal como nacen los espíritus, planetas, soles etc; nadie nace gigantesco en la creación de Dios; todo gigante nació microbio; y todo microbio llegará a ser gigante; es así que toda molécula se inicia primero en lo invisible que está dentro de lo microscópico materializado; pide reencarnaciones de molécula porque al nacer, sólo tiene inocencia y no tiene ciencia; la ciencia se aprende volviendo a nacer de nuevo, en infinitos mundos del universo; el que no pide reencarnación después de nacer en los gigantescos soles, nada sabe que haya salido de sí mismo; conserva su inocencia, más, nada sabe de ciencia; sólo a escuchado hablar de ella; la molécula en un platillo volador adquiere infinitos números de ciencias que nunca había conocido; porque cada mundo que visita el platillo volador, es nueva ciencia planetaria que conoce la molécula; esto enseña que lo de arriba es igual a lo de abajo; que tanto se aprende en el espacio como se aprende en los planetas; muchos de los que están en la prueba de la vida de la Tierra, fueron moléculas en los platillos voladores; esta es la causa de la fascinación, que muchos sienten con sólo escuchar los nombres de estas naves celestes; esta fascinación tiene muchas causas; y todas se encuentran en los pasados de las pasadas exsistencias, que todo libre albedrío pidió a Dios; muchas de las tendencias negativas que muchos sienten, se debe a influencias de sus reencarnaciones en remotísimos mundos de las tinieblas; porque todo lo imaginable que no se conoce, se pide a Dios conocer; y se piden mundos de la luz, para despojarse de las extrañas influencias que aún quedan de las experiencias con las tinieblas; esto enseña al mundo de la prueba de la Tierra, que cada criatura en su libre albedrío, pide al Padre, conocer mundos de la luz y mundos de las tinieblas, porque no los conoce; el que jamás pidió conocer mundos de las tinieblas, jamás podrá hablar de ellos, como una experiencia propia; como igualmente se puede decir de los espíritus que nunca pidieron conocer mundos de la luz; la ignorarían y a nadie podrían enseñar en que consiste la luz; y de acuerdo a como se es su propio todo sobre el todo, cada cual deduce por sí mismo, que grado de influencia ejercen los sentimientos malos en su propio espíritu; eso le dá una medida de cálculo ó de deducción mental, si fué ó no de los mundos de las tinieblas; el que es bondadoso por naturaleza, es más que seguro que ningún vestigio de influencia de tinieblas le queda; la influencia de tinieblas, no es la misma en todos; porque no todos hacen la misma clase de pedidos al Eterno; los puntos de partida de los espíritus, no es la misma para todos; unos nacen primero a la vida universal y otros nacen después; es el libre albedrío viviente del universo viviente de Dios; la antiguedad de los espíritus humanos, no es la misma entre ellos; los más antiguos no están en la Tierra; porque en sus libres albedríos espírituales, decidieron aprender en otras reencarnaciones en otros mundos; el espíritu no está obligado a venir siempre a un mismo planeta; porque nada tiene límites ni condiciones en el poder creador de Dios; el número viviente y la molécula viviente conversan con los espíritus en el Reino de los Cielos; todos los elementos conversan en voz alta ó telepáticamente; allí la causa divina todo lo sabe y todo lo expresa; nada es oculto en el Reino de la luz; nadie conoce el ocultismo en ninguna forma imaginable; ni nadie pide a Dios psicologías ocultas; ningún llamado ocultista de la prueba de la vida, ninguno volverá a entrar al Reino de los Cielos; la sensación de investigar en lo desconocido, fué pedido por muchos espíritus, que desconocían en que consistía tal sensación; la prueba de la vida consistía en saber escoger deduciendo, quien era de la luz y quien no lo era; todo ocultista fué ciego en su propio pedido a Dios; las sensaciones se piden para engrandecer lo de Dios; el ocultismo es de las tinieblas porque es una forma de egoísmo; imita los procedimientos de satanás; que desde lo invisible actúa; todo el que practicó ocultismo, deberá sumar los segundos del tiempo en que lo fué; cada segundo le representa el volver a vivir, una exsistencia fuera del Reino de los Cielos; la molécula viviente y el número viviente como las virtudes y todo del todo sobre el todo de todo ocultista, se quejará al hijo de Dios en el divino Juicio Final; el llamado ocultismo no está en el divino evangelio de Dios; es uno de los árboles que no plantó el divino Padre Jehova, y que de raíz será arrancado de las extrañas costumbres, que surgieron durante la prueba de la vida; prueba efímera que sólo representará un instante en la vida, que aún le queda al planeta Tierra; que figurará entre las épocas del planeta, como una de las más cortas; que en lo futuro nadie la recordará; la molécula en el platillo volador se siente influenciada por magnetismos que la enriquecen en su propia sensibilidad de molécula; es un nuevo aprendizaje que eleva su geometría molecular; su ciencia de molécula se siente atraída por nuevas ciencias; entre las multitudes de moléculas que pidieron reencarnación en el platillo volador, vé oye y escucha infinitas experiencias moleculares; experiencias venidas desde infinitas y remotísimas galaxias, que corresponden a otras tantas reencarnaciones de las multitudes moleculares; ella aprende de los sabios-moléculas; tal como el hombre de la prueba de la vida, aprende de los más experimentados; la molécula se interesa por todo lo que escucha; el libre albedrío de la búsqueda en ella, no conoce límites; tal como fué la búsqueda que pidió el género humano en el Reino de los Cielos; los límites en las búsquedas que todos pidieron a Dios, no salen de Dios; tales límites salen de las extrañas creencias, de hombres que poco ó nada, saben de la verdadera espíritualidad; todo límite y toda persecución a lo pedido en el Reino de los Cielos, lo pagan los que se dejaron influenciar por estas extrañas sensaciones de las tinieblas; que ni ellos pidieron a Dios; porque en el instante de pedir, los tales disfrutaban de un libre albedrío infinito; la molécula al ir conociendo nuevas ciencias y experiencias moleculares, lo que hace es amoldarse a su propia filosofía molecular; en sus leyes de molécula busca la elevación molecular, tal como una criatura humana, busca la elevación espíritual; en sus pruebas moleculares siente y le salen al encuentro, todas las sensaciones que pidió en el instante de la reencarnación, y que escritas quedaron en el Libro de la Vida universal, del Reino de los Cielos; igual ley cumple el espíritu pensante humano; lo humano pidió que en sus sensaciones que no conocía, intervinieran querubínes moleculares en muchas geometrías; estas geometrías están en el cuerpo de carne y en el espíritu; en forma de células y en forma de virtudes; la molécula tiene dentro de sí mismo, magnetismos superpuestos, cuyas líneas magnéticas representan frecuencias de cohesión de todas sus reencarnaciones moleculares; este magnetismo es de las más variadas geometrías; habiendo tantas geometrías moleculares, como fué el número de reencarnaciones que tuvo la molécula; cada reencarnación molecular, dá lugar a un nuevo magnetismo en la vida de la molécula; las moléculas siempre aprenden y prefieren lo extático; la contracción y la expansión ó dilatación, son para ella galaxias de profecías moleculares; es como una añadidura desconocida en su destino molecular; la molécula forma familias según como sienten y aprenden; se unen por inclinación de tal ó cual conocimiento; la característica molecular se hace expansiva é igualitaria en el respectivo fenómeno molecular; en los platillos voladores, los padres solares hacen alardes solares, de quién puede más; esto consiste de quien puede penetrar a mayor número de moléculas y dejarles sus enseñanzas, en lo más profundo de sus microscópicas dimensiones; tal como los rayos del sol del planeta Tierra, tratan de penetrar en su superficie; la radiación ó transfiguración de un padre solar, constituye una de las infinitas maravillas del universo; por esta ley que pronto verá el mundo de la prueba, las moléculas de los platillos voladores, reciben amorosas y temibles órdenes de divina justicia; lo molecularmente creado y que violó la ley de Dios, es destruído por sus primeras causas; el divino mandato solar, lo hace atravesando en forma instantánea, microscópicas dimensiones de antes de la molécula; este proceso era una cosa diaria y normal, en la primera era de la Tierra, que no conoció ningún hombre; era en la Era de los Cielos Abiertos; la misma Era que se acerca al planeta Tierra; la Era conque se inicia el nuevo reino; y habrá paralelismo entre dos eras: La Era del mundo de la prueba que toca a su fín, y la Era del mundo nuevo con carne eterna; dos mundos dentro de un mundo; uno que se vá y otro que nace; el que se vá, lo hace dentro de su ley mortal; el otro se queda con su eternidad; la molécula cuando está como parte microscópica de un platillo volador, participa de las sensaciones de un padre solar; y aprende de él, como un estudiante de la Tierra que aprende de su maestro; y se suceden también los tiempos de indiferencia mental entre el todo sobre el todo microscópico, y los padres solares; estos tiempos se llaman, silencios en los cielos de lo microscópico; y también ocurre silencio en los cielos del macrocosmo; este silencio equivale a la misma indiferencia, que las mentes humanas, sienten con respectos a los elementos de la naturaleza terrestre; divino Padre Jehova, ¿entonces la Tierra vive un largo silencio planetario? así es hijo; este silencio con los elementos de su propio mundo, lo pidió la criatura humana, porque lo desconocía; y la divina ausencia de Dios, también lo pidió; la sensación de no ver a Dios, en la prueba de la vida, le era desconocida; todo lo imaginable se pidió a Dios porque se quería conocer; es por esto es que fué escrito: La prueba de la vida; cuando se pide una prueba, se pide porque no se conocen las viscisitudes de tal prueba; después de pasada la prueba, viene el veredicto del juez ó de los jueces; las moléculas después de su fascinante recorrido por el universo, dentro de las galaxias de un platillo volador, también son enjuiciadas; porque toda experiencia ocurrida en cualquier punto del cosmos, pide juicio a Dios; el Eterno es la última palabra en todo acontecimiento; sea éste acontecimiento colosal ó molecular; todo divino juicio de Dios, se hace en la respectiva ley de cada uno; a su imágen y semejanza que pidió conocer y vivir; es así que para juzjar a las moléculas, el divino Padre Jehova, se vuelve molécula; se transforma en lo mismo que Él creó; la imágen y semejanza no tiene límites; es tan infinita como el universo mismo; las moléculas de un platillo volador presencian dentro de las galaxias del material de la nave, nuevas y desconocidas reencarnaciones; estas leyes galácticas las verá el mundo de la prueba, en la television solar y en los platillos voladores mismos; el que creyó en las maravillas de Dios, las verá; el que no creyó, nada verá; porque el divino Padre Jehova, es el primero en respetar los ideales y creencias de sus hijos; la molécula en su vida de molécula, tiene reflejos dentro de lo extático y silencioso de su forma de molécula; es el instinto molecular; lo indiferente, lo abstracto, lo que exsiste y que no habla, siempre ha hablado dentro de sus propias leyes de silencio; el oído humano no lo oye todo; ni el ojo humano lo vé todo; ni boca humana sabe todas las expresiones y psicologías habladas; la prueba de la vida consistía en ganar imaginación, de lo que podrían tener otros, no viéndolo; el que cultivó tal sensación, se ganó tantos puntitos de luz, como fué el tiempo de la costumbre; si todo exsiste en Dios, es que todo lo que se imaginó durante la prueba de la vida, todo era ya y desde tiempos remotísimos, una infinita realidad; lo real era antes de ser real en el presente en que se expresa; y todo lo que la criatura imagina instante por instante, ya otros lo habían imaginado; por lo tanto nadie es primero en nada; esta ley es para lo que exsistió, exsiste y exsistirá; sólo el Padre es primero; las moléculas siendo moléculas, no sienten que lo son; tal como la criatura humana que casi nunca se dá cuenta que es un polvo suspendido en el espacio; las moléculas más sabias y humildes se dan cuenta; en un platillo volador la ciencia solar adquiere proporciones colosales en poder, tanto para el macrocosmo de las cosas como para el microcosmo; los padres solares emprenden aventuras planetarias a mundos desconocidos y a mundos conocidos; y muchas veces al imponerse ellos, pruebas solares, se confunden con mundos que son iguales en sus características a otros; este hecho ocurre también en grado infinito; y se debe a que la ó las criaturas que generaron la idea, hicieron repetición mental de ella; y lo que se repite en todo pensar, se repite también en la madurez planetaria; y todo planeta que exsiste, fué pensado en tiempos que escapan a la mente humana; las moléculas de tales mundos están en otras creaciones; y ellas ven su pasado molecular, en microscópicas pantallas de television solar; que son tanto mayor ó menor a sus tamaños moleculares; las moléculas tienen también virtudes propias del magnetismo de la materia; y poseen áureas ó fluídos solares; todo cuanto tiene la criatura humana en sus propias leyes, lo tiene también la molécula en las suyas; esto se llama en el Reino de los Cielos, sensaciones igualitarias con geometría exterior diferente; lo que Dios dá a una criatura en tal ó cual forma, se la dá también a otra con forma diferente; la molécula al recibir su primera reencarnación, es su primera experiencia llevada a cabo, fuera del Reino de los Cielos; tal como el espíritu humano; que en su primer nacer de nuevo, pidió primero ser microbio; pues no necesitaba para tal reencarnación, tanto poder de verbo creador; cuando se es elemental, se principia por lo más fácil; se principia por lo que no necesita mayor ciencia.-
Escribe: El Alfa y la Omega